jueves, 10 de diciembre de 2009

Mitos del buen melómano

Los melómanos hemos de ser de los seres más insoportables que han cruzado por la faz de esta tierra. Simplemente no podemos estarnos quietos sin reclamar en algún bar o boda por la presencia de una canción de Shakira o de Timbiriche. Estamos incapacitados a regalar un disco que no nos parezca aceptable y educacional, aunque sea para una pobre niña que sólo quiere ser tan rebelde como Avril Lavigne. No podemos dejar pasar una oportunidad para sermonear a nuestros semejantes sobre los inalcanzables solos de guitarra de Jimmy Page, el cinismo irrepetible de los bajos de Les Claypool, la magnitud de la voz de Annie Lennox y finalmente que el tener un miembro abiertamente homosexual y marihuano, cuando mucho sólo le dio un poco de credibilidad a un proyecto de ahí en fuera tan deshonesto como RBD. El melómano se encuentra especial y peculiar a través de la música de otros, es un adicto a la sensación que le provoca una canción. La religión y el dogma de un melómano es la música. Bob Dylan, después de haber nacido Judío y posteriormente haberse convertido en Cristiano y Budista, ya de viejo, ha declarado que su única religión es la música. Sí, los melómanos nos la tomamos demasiado en serio.
Entre la soberbia propia del adicto a la música, justificada sencillamente por saber el nombre del pianista que han compartido David Bowie y Nine Inch Nails, y las modas propulsadas por la industria discográfica, muchos pretenden ser adeptos fieles, cuando en realidad les gusta cantar las de Juanes en la peda. Entre los melómanos los llamamos "posers", todo aquel con una playera de los Misfits, que no conoce ni una canción de la banda, pero que canta las de Miranda con su novia, cae en esta categoría. Los nerds de la música no vamos a un concierto a verle la playera al de alado, vamos a escuchar, discernir, analizar y en el mejor de los casos disfrutar de la música. El saber quien es la esposa de Rob Thomas no te hace un amante de la música, pero el ser un melómano te lleva a querer saber, por ejemplo, que la pareja sentimental de Björk era el artista Mathew Barney y que juntos crearon la película Drawing Restraint 9. El amor por una rola te lleva consecutivamente a enamorarte de su artista y en la clavadés, uno acaba enterándose más sobre ellos de lo estrictamente necesario para apreciar su obra; pero saber que Graham Nash le compuso Our House a Joni Mitchell, le da nuevas dimensiones a la canción. Saber que el pandero de la portada del disco Twelve de Patti Smith fue el regalo por su vigésimo primer cumpleaños de parte de su en ese entonces novio Robert Mapplethorpe, te introduce apropiadamente a una colección de canciones que marcaron la vida y obra de la poetisa.

Me permito compartirles varios errores que podrían engañar a primera vista y de los cuales los verdaderos melómanos en potencia deberían alejarse:

1- "¿No conoces a Pete Philly and Perquisite, el dúo de hip-hop jazzeron de Ámsterdam, a cargo de abrirle unos conciertos a Kanye West en Europa?"
Realmente no se trata de saber de una infinidad de bandas y músicos underground y desconocidos. Entre los "posers" muchos se creen más rockeros, darketos o indies por conocer todos los integrantes de una infinidad de bandas oscuras, desconocidas y remotas. En realidad la mayoría de estas agrupaciones son una repetición de un sonido originado por alguien que si sobresale, sino es en el ámbito comercial trasnacional, definitivamente se les otorga atención en la prensa especializada y en el Internet. La mayoría de las agrupaciones con propuesta, aunque sean poco comerciales, ganan credibilidad y presencia en los medios. Realmente no importa cuantas agrupaciones underground puedas enumerar, si musicalmente no contribuyen y su único chiste es apantallar porque nadie las conoces. Es presumir de conocer alguien que a nadie le interesa. ¿Por qué que crees que ningún otro melómano los conoce o los quiere conocer? La única posible excepción podría ser alguien con más de 60 años de edad, dueño de una colección incomparable de vinilos de su juventud, repleta de proyectos desaparecidos y olvidados (Por cierto, sí deberían checar a Pete Philly And Perquisite en su segunda producción de estudio llamada Mystery Repeats, es un disquito de terciopelo, rico, pachoncito y muy disfrutable.)

2- "¡Eso apesta porque es comercial!"
La misma ideología que lleva a la gente a encontrar una verdad absoluta en el underground, también los lleva a rechazar todo lo comercialmente exitoso. Una parte está relacionada con el sentimiento de pertenencia. Si nadie más los conoces, sólo pueden ser míos. Es famoso el sentimiento provocado al enamorarse de una banda como Nirvana en su primer disco, antes de que nadie la conociera y como después te rompe el corazón tenerla que compartir indiscriminadamente con el planeta entero. Pero un buen melómano no puede dejarse llevar por los sentimientos y debe mantener un grado agudo de objetividad en todo momento. La música es propositiva o no lo es, sin depender de su éxito comercial. Britney apesta no importa cuanto venda y los Rolling Stones son la neta sin importar que son la agrupación más exitosa comercialmente en el mundo.

3- "¡Oye, pensé que eras fan de Tricky, pero ni conoces el sencillo Mission Accomplished!"
Existen tantas, pero tantas canciones en el mundo, que no todas pueden ser extraordinarias o siquiera buenas, incluso dentro de la discografía de un mismo artista. Todo músico con una larga carrera pasa por baches y a menos de que a uno le gane lo nerd, no hay necesidad de pasar por cada uno de los lados b de Dave Matthews, para sentir que has obtenido lo mejor de ellos. Los Sex Pistols y Jeff Buckley sólo necesitaron de un disco de estudio para impactar al mundo. Un buen melómano procura no engancharse en nostalgias ni en modas pasajeras y siempre busca la carnita, la crème de la crème, prefiere el Meddles de Pink Floyd al A Momentary Lapse Of Reason sin Roger Waters. (Por cierto,Mission Acomplished es una muy buena rola, agresiva y fuerte, pero definitivamente no es una pieza clave en las contribuciones de Tricky, si gustas, la puedes encontrar en el ep del mismo nombre).

4- "Yo tengo más de 3000 discos en mi sala."
Así como los libros representan status, los cd's también y mucha gente sólo los colecciona como si fueran escultura de Jadro. Alguna vez en mi vida entre a la oficina del director de Sony, cuando esa todavía era una compañía autónoma, y en los libreros habrá estado presente una de las colecciones de música clásica y contemporánea más impresionantes que haya visto en mi vida. Entre las miles de maravillas, me derretí ante la colección completa del pianista Glenn Gould, la cual estaba acumulando polvo todavía envuelta en su celofán, pero las cuatro estaciones de Vivaldi se encontraba junto al estéreo. La neta, él es el extremo, ya ni porque era el encargado de promover esos productos, es como vender Coca-Cola y tomar agua de la llave. No me cabe ninguna duda de porque Sony se tuvo que acabar asociando con BMG.

Un melómano estudia un disco, lo escucha, lo intenta entender y sobre todo procura llegar al máximo éxtasis que este puede proveer y dependiendo de la escuela de pensamiento, se puede maltratar por usarlo en exceso (yo personalmente he comprado cuatro veces el Second Toughest In The Infants de Underworld por escucharlo hasta rayarlo) o en el caso opuesto, es un sacrilegio siquiera dejarle una huella al cd y este incluso se debe guardar en una pequeña bolsa especial, para que el arte no se lastime de ninguna forma. Incluso hay personas que lo copian para poderlo escuchar sin riesgos o lo downlodean una vez a su computadora, para jamás volverlo sacar de su cajita. Todo depende de como le quieras hacer reverencias al disco, cuidándolo obsesivamente o manoseándolo apasionadamente, pero no se vale coleccionar discos a los que no les piensas dar la atención debida.

Por Madela Bada.


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