martes, 1 de mayo de 2012

Alexander - Glimpses

Otra vez escuchar tu voz en aquel video de tu primera recuperación... ahh no quiero llorar… desearía alegrarme por tener un día más de vida para recordarte, pero pensar que no podré tocarte… Y quisiera que me hables, abrazarte a ti... mamá esta noche y lo único que ahora tengo es hacerlo en sueños… me he sentido rota, como si una parte de mi se hubiera ido contigo y sí, así fue y no regresará.

Te llevaste mis abrazos, mis besos, mis sonrisas, mis lágrimas, eras la persona que más me quería en el mundo y eres tú el amor de mi vida, sólo con mirarte hoy refrendo más que nos amamos en automático, tanta identidad... ahora comprendo esta canción de “amor eterno”. Me faltas, Isabel, y lo que me queda, mi niña, lo que queda… y aunque piense que estás en un mejor lugar, que sé que es así, declaro que tus brazos y los mios juntos hacían el mejor lugar de esta tierra.

Te besé, lo hiciste tu también, y qué miedo es despedirse sin saberlo, ni quererlo y me diste tu bendición y yo a ti, se pospuso un viaje para que día con día te recuerde y me mantenga sonriente y entre lagrimas también te anhele y te eche de menos… ¿Por qué mamá, por qué este dolor es tan intenso y nunca se irá? ¿Me darás la respuesta mamá? ¿Me podrás explicar cómo lo aguantaste tu?. No hay segundo ni minuto que no piense que estás esperándome, que voy a poder verte… platicar contigo, sentir más tu aroma... limpiarte la boca, y así poder escucharte roncar, despertarte.

Y así proyectando todo esto... en medio de esta pesadilla me pregunto... si alguna vez llegaste a eximir todos mis errores? y sola me contesto con tranquilidad... que sí lo hiciste porque cada día de tu vida conmigo estuviste sonriéndome y mentándome la madre cuando tenía que ser, cuando quizá a veces para ti era injusto… nos dijimos todo y yo siempre fui tu ángel, la razón de tus preocupaciones, tus desvelos, tus juegos, tus rabietas, tus bromas, tu serenidad, y tu forma de ser, mi gran señora, mi mujer fuerte… mi padre y mi madre… lo eres y fuiste todo, mamá…

No tengo brazo derecho ahora, cerró los ojos la consciencia que me detenía para hacer algo incorrecto y me dejaba tranquila con su consuelo, mi cura cuando tenía dolor de cabeza y me acariciabas... Eres mi todo mamá, y sé que sufriré cada día, mi mejor amiga fuiste tú, mi compañera e incluso fuiste la hija que tanto quería cuidar, la niña de mis ojos, la luz de mi interior... el peldaño que unía a tres seres que llevabas mostrando en la muñeca, que tu vientre los cobijó allí con amor, proteccion y que con tus rezos y besos los protegías siempre… Este dolor lo pasaste tú con tus padres, con tus hermanos y qué bueno que no fue con tus hijos, te entiendo pues no lo merecías… es duro mamá, muy cruel… este sentimiento de estar verdaderamente en la nada, buscarse un sentido al día para querer abrir los ojos… un día más y ver que no estás… un consuelo de que estuviste… y así sonreír por ello pues debo aprender de ti y estaré contigo, eso lo sé y cada que venga Marzo lo aborreceré aun más.



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