domingo, 18 de noviembre de 2012

Alpine - "Hands"


Sin haber puesto un pie en Australia puedo decir sin lugar a dudas que tengo una relación amor-odio con ese país.

Un país donde hasta la más pequeña hormiga no solo es venenosa, sino que te puede matar con relativa facilidad es un país donde usted nunca me vería estar, ni siquiera de vacaciones. Y es que todas las criaturas peligrosas paren haber decidido hacer de ese país-continente su feudo particular, todo gracias a las locuras de la panguea, que inteligentemente dejo apartado a ese terreno de la humanidad para que el resto del  mundo no tenga que sufrir de cocodrilos de 8 metros, arañas de tamaños obscenos, medusas y tiburones que deciden bañarse a tu lado en las playas y pare usted de contar.

Irónicamente, Australia poco a poco se esta convirtiendo en el país donde mas me gustaría vivir, y todo gracias a su fabulosa movida musical. Tengo que admitir que es impresionante la cantidad y la calidad de los artistas salidos de las tierras del buen Cocodrilo Dundee. Cualquier género que tu busques, allí siempre conseguirás a un artista australiano dictando la pauta, solo hay que pasar un rato escuchando mi emisora favorita, la Triple J para dar fe de mis palabras.

De Melbourne sale una de las últimas joyas musicales del país, Alpine, una banda compuesta por 6 jóvenes que vienen a ser como una especie de The XX mas pop, menos enfocados en el aspecto lírico y mas pendientes del beat. Con su álbum “A is for Alpine” (2012) han firmado uno de los debuts mas comentados en la movida indie no solo de Australia, sino de todo aquel que conozca sobre el tema.

Les dejo aquí el vídeo (genial por cierto) de uno de sus sencillos, “Hands”. Espero que lo disfruten.


Usted no se preocupe


Einstein siempre ha tenido la razón, todo es relativo. ¿Y es que de otra manera se puede comprender que leyendo las noticias nacionales e internacionales, leyendo como roban y se matan yo este aquí realmente preocupado porque ella no me quiere responder los mensajes que le escribo? Fácil, en lo relativo a mí, eso es lo más importante en estos precisos instantes.

Recuerdo leer la novela de Ernesto Sabato “Sobre héroes y tumbas” y sentirme identificado con el personaje de Martin, un joven idealista pero lleno de sobras a su alrededor, que termina enamorándose de una chica completamente opuesta a él. Me identificaba por su manera de afrontar las situaciones a las cuales Sabato lo hacia enfrentarse, siempre creyendo que yo, de estar en su situación actuaria de forma bastante similar. Sin embargo, es el la continuación de “Sobre héroes y tumbas”, es decir, en “Abaddon el exterminador” donde Martín, ya adulto y un tanto melancólico y cambiado por lo que ha pasado que dice una frase que si bien no recuerdo exactamente dice mas o menos así: “como puedo preocuparme por los que asesinan en la guerra cuando eso sucede tan lejos de mi, cuando tengo mis propias preocupaciones que las siento mas reales porque las vivo” la razón de eso es que no puedes quitarte de la cabeza lo que te afecta directamente; si yo fuese palestino, seguramente viviría y sufriría el infierno que están pasando (y viven pasando) con todo el impacto que se merece, pero no soy palestino, soy venezolano, un venezolano que se lo pasa mirando al celular cada 10 minutos solo para ver si la chica que le gusta se decide escribirle para perdonarlo, o al menos para decirle algo, lo que sea.

Pero es que las preocupaciones, no obstante, se clasifican en una especie de pirámide moral, es decir, por mas que un enamorado sufra por su enamorada, un padre de familia sufra porque el dinero no le alcanza para alimentar a todos, un chico sufra de abuso en el colegio o una persona viva en zona de guerra, ninguno de esos sufrimientos, por mas validos y dignos de ser tomados en cuenta que sean, serán vistos por la opinión publica de la misma manera. Lo cual no cambia, obviamente, que para cada uno de los personajes en cuestión, su problema sea el problema mas grave del mundo. La razón de eso es que siempre el ser humano, en su fascinación con observar el lado horrible de la vida invariablemente le tomara más importancia a lo más grotesco y “digno” de ser televisado. De allí que siempre las guerras sean tan buen negocio para todo el mundo.

Wayne Dyer escribió una vez “la catástrofe que tanto te preocupa, a menudo resulta ser menos horrible en la realidad, de lo que fue en tu imaginación.” Cosa que puede ser cierta, al menos en el 90% de los casos; ¿cuantas veces no hemos notado que aquello que nos tenia preocupados termina siendo irrelevante al final, o aquel problema que no nos deja dormir en la noche al final se soluciona de la forma mas inesperada para fortuna de nosotros? Y sin embargo aquí me tienen, mirando el celular, esperando que me diga algo, lo que sea.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Jessie Ware - "Night Light"

Mujeres hermosas sobran en este mundo. Solo hay que echarle un vistazo a las calles de nuestras ciudades para darse cuenta que no miento en lo mas mínimo; de todas las formas, de todos los estilos, el mundo esta lleno de ellas. Mujeres talentosas, a su vez, se consiguen por montón también. Da igual el campo de trabajo o de estudio al cual te fijes, siempre conseguirás mujeres capaces de hacer grandes cosas y de llevar sus talentos a buenos puertos y expandir la forma en que vemos o hacemos las cosas.

Pero, ¿y las mujeres elegantes? Siempre hemos considerado a una mujer como elegante solo basándonos en su forma de vestir, de allí que siempre los grandes iconos de la elegancia femenina sean modelos o diseñadoras o cualquier mujer que este estrechamente ligada al mundo del fashion. Sin embargo, lo que yo considero elegancia va mas allá de lo que uses, o de como lo uses. La elegancia es una cuestión de actitud, de ofrecer siempre una estampa señorial, de transmitir sensualidad sin resultar obvia, de inspirar respeto y admiración sin imponerse sobre nadie; en fin, de ser una fuerza capaz de capturar todas las miradas sin necesidad de andar por la vida como una adicta a la atención.

¿Y a que se debe todo este preámbulo sobre la elegancia?  Se preguntaran, y la razón es que aunque seguramente en los diversos campos de la vida deben existir mujeres que entren en esa descripción personal de la elegancia, en la música la cosa cambia. Hay muchísimas mujeres talentosas, cantidades y cantidades de mujeres hermosas, pero me cuesta conseguir mujeres elegantes, más aun mujeres que cumplan con esas tres cualidades de belleza, talento y elegancia.

Es allí donde llega la señorita Jessie Ware, inglesa (cuando no sino Inglaterra) que viene a canalizar toda la elegancia musical de una vieja conocida por todo buen melómano, la señorita Sade, en un álbum (Devotion 2012) lleno de esa belleza musical y lírica que tanta  falta le vine haciendo a la movida musical actual, especialmente entre las voces femeninas, donde proliferan las niñas lindas, algunas de las cuales muy talentosas, otras no tanto, pero que todas comparten un común denominador: ninguna le aporta elegancia a la música.

Le viene bien a la música que el pop soul y el R&B estén poco a poco infectando los demás estilos mas populares, y le hace bien a todos que señoritas como Jessie Ware intenten ofrecernos algo distinto a lo acostumbrado, por mas que sea fuertemente inspirado de la movida revival ochentera que desde hace rato ha tomado a la música en general. En fin, aquí los dejo con mi canción favorita de su altamente recomendado álbum. Disfrútenla.


martes, 13 de noviembre de 2012

De humanos y otros animales (O que escribir cuando no hay nada que escribir)


Heme aquí de nuevo, otra vez frente al intimidante blanco de Word intentando por millonésima vez plasmar al menos la mitad de las cosas que tengo en mi cabeza en una serie de párrafos coherentes y suficientemente interesantes como para no hacerles ver a los pobres lectores que les estoy haciendo perder el tiempo.

¿Y que hago escribiendo aquí en este blog de mi buena amiga miss Granaina? Simple, me da pereza crear el mio propio y aquí tengo cierta seguridad de que lo que escriba será leído por alguien. Soy así de interesado y cómodo supongo, no me culpen por ello, se les agradece.

Esta mañana, cuando planeaba el tema de este escrito, tenia en mente ciertos temas concernientes a ciertas cosas que me están pasando actualmente, pero como al parecer las cosas se están desarrollando a mi favor he preferido dejar ese tema al lado y jugar a la cábala de no comentar nada para que todo siga así, porque si las leyes de Murphy son ciertas, lo son porque siempre me pasan, de tal manera que mejor no tentar los males de la mala suerte, que bien que han sabido joderme la vida en ocasiones.

Así que ahora estoy acá, sin la mas absoluta idea de como terminara esto que escribo. Podría hablar sobre algo que ha rondado por mi cabeza estos últimos días; la siempre común forma de disfemismo de animalizar a las personas, todo obviamente bajo el halo del desprecio y la actitud degradante y denigrante, típica del común de nuestras sociedades.

Y que lance la primera piedra aquella persona q nunca ha dicho (o le han dicho) cierto calificativo despectivo comparándolo con algún pobre animal que no tiene la culpa de representar esa mala imagen a la cual lo comparan. Todos hemos sido perros, perras, zorras, sapos, cerdos, víboras, lombrices, gatas, pare usted de contar. Si hay algún animal, el ser humano sabrá descubrirle sus defectos y encasquetárselos a otro mediante el bien sabido insulto.

El asunto con eso es que lo irónico del caso es que un peor animal que uno el ser humano no existe, no necesitamos usar de ejemplos al resto del zoológico del planeta para sacarnos en cara lo tristes, patéticos y horribles que podemos llegar a ser. Con decirnos “humanos” basta y sobra para entender de lo que somos capaces.

Y no escribo estas cosas para resaltar la “nobleza” animal, o para dármela de moralista y superior porque yo si trato bien a los animales y cosas así, porque hay animales hijos de puta y como soy cero por ciento vegetariano, también hay animales que nunca podre ver de otra manera sino como comida. Pero eso no me resta méritos para decir que los animales en general no deberían ser los protagonistas de las ejemplificaciones despectivas de la gente; pero por otro lado, uno nunca puede pedirle al ser humano en general que sea al menos original en su forma de expresarse, mucho menos cuando lo que expresa es pura verborrea llena de bilis y altamente cínica.

Habrá quien diga sin embargo, que nosotros, al ser animales también, se nos debería aplicar esa misma lógica, y ofrecernos el beneficio de la duda y creer que somos en esencia tan buenos como los otros animales, pero se equivocan, pues como decía Orwell “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros.”

Lamentablemente para ellos, los humanos contamos con los dedos de una mano aquellos animales que consideramos relativamente iguales, y no siempre los tratamos como debería.

Me retiro agradeciéndole a la señorita Granaina que me permita escribir mis divagaciones por acá. ¡Que lo estés pasando bien señorita!



Conta